MIEDOS

Algo tan sencillo como caótico; algo tan oscuro como luminoso; algo tan frenético como taciturno; algo tan discreto como estruendoso. Miedos, así se caracterizan los miedos. Intentan serlo todo, pero en realidad son nada. Los miedos son tan grandes como los creas; y tan pequeños como no los creas. Una vez tenía miedo, pero supe que no era miedo, sino ganas de tener miedo. El miedo es una represión a la valentía; y la valentía es una oda a la osadía. Lo anterior no tiene sentido, al igual que el miedo. Lo siguiente es un consejo que no te servirá de ayuda, pero te abrirá los ojos ante el miedo: tener miedo no es malo, lo malo es querer vivir con miedo... Una persona cuando cierra los ojos siente miedo porque sueña, porque recuerda, porque desea; si los abre, siente el doble de miedo porque sabe que es la hora de lidiar con la cruda realidad. Es una paradoja que no es posible contener, pero sí adormecer. 

El miedo es una explosión de emociones: unas veces te inquieta; otras, te ablanda. El miedo se expande mientras más incertidumbre haya; y se contrae mientras más confianza haya. En otras palabras, si no sientes miedo, probablemente tengas muchos más miedos; pero, si sí sientes miedo, probablemente venzas tus miedos.

Enfrenta tus miedos, no hay problema. Cuestión de tiempo te llevará doblegarlos. Y no tienes mucho que perder. Después de todo, el miedo siempre ha estado un paso adelante, y creo que no hay nada más angustiante que tener que estar detrás de quien no se merece estar adelante.

Ilustración de Jakub Rozalski

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